Lic. Pablo Policastro – Kinesiólogo Fisiatra UBA, CMP, FMSC, SFMA
Una de las preguntas que habitualmente recibimos de nuestros pacientes es acerca de la utilidad de la cámara hiperbárica en el ámbito deportivo, por medio de este artículo vamos a tratar de responder su inquietud.
En los últimos años el aumento de la población que realiza actividad física ha permitido a la medicina deportiva el avance de formas alternativas de tratamiento con el objetivo de mejorar el tiempo y la calidad de recuperación de la lesión deportiva. Una de estas, es la oxigenoterapia hiperbárica (OHB) que se ha propuesto como un método para la recuperación de distintas lesiones e incluso para mejorar el rendimiento deportivo.
La “famosa” cámara hiperbárica es la cabina donde se aplica el oxígeno hiperbárico que es parte de la OHB. Consiste en la aplicación en forma terapéutica de oxígeno a una fracción inspirada del 100% en un ambiente con presión mayor a la atmosférica, que habitualmente es entre 2 y 3 atm. Vale la pena recordar en condiciones fisiológicas a nivel del mar la fracción inspirada de oxígeno es 21% y la presión de 1atm.
La OHB ha sido utilizada como tratamiento médico en distintos cuadros clínicos como lesiones cerebrales e intoxicaciones por monóxido de carbono. Su origen remonta al siglo XIX pero su implementación en el deporte fue recién en la década del 80´ en Escocia con futbolistas y golfistas profesionales.
Para entender su utilidad, es necesario entender la fisiopatología de una lesión. Cuando un tejido sufre una injuria la respuesta automática es edema y disminución del flujo sanguíneo por una disrupción de vasos con eventual muerte celular en la zona del daño. El principal objetivo de la OHB es reducir la escasez de oxígeno producto de la lesión, favoreciendo la curación de tejidos blandos, reduciendo la hipoxia y la inflamación, promoviendo la vasoconstricción, controlando la tumefacción y de esta manera mejorar la función de los glóbulos blancos, lo cual favorece la secreción de colágeno y la formación de nuevos vasos. En base a este fundamento y a lo que distintos autores proponen, parecería que para recibir el beneficio de esta terapia, la exposición debe ser lo más precoz posible ajustándose a la fase aguda de la lesión.
Se ha propuesto a la OHB como un método para la recuperación de distintos cuadros clínicos en el deporte como fatiga muscular percibida por el atleta, DOMS (delayed onset muscle soreness) y esguinces. Hablando del primer caso, cuando una persona percibe fatiga esta puede ser por dos causas, una a nivel muscular y/o a nivel psíquico. La OHB podría ayudar a combatir la fatiga de causa muscular aumentando el aporte de oxígeno al músculo en la recuperación post- actividad, estimulando la actividad celular, aumentando la síntesis de ATP, promoviendo el metabolismo y favoreciendo la eliminación de sustancias que causan la percepción de fatiga. En los otros dos su fundamento es discutible ya que la lesión es en tejido de sostén que por naturaleza recibe menos aporte de nutrientes que el músculo.
Esta terapia no posee demasiados efectos adversos, pero dentro de los posibles el más importante es la toxicidad por altos niveles de oxígeno. No debemos olvidar que el oxígeno es un fármaco, por lo cual debe ser administrado por un profesional médico con la adecuada formación.
¿Está comprobada su efectividad en el ámbito deportivo?
La eficacia de la OHB ha sido comprobada con un alto nivel de evidencia en cuadros de intoxicaciones agudas por monóxido de carbono, embolismo gaseoso y gangrenas gaseosas entre otras, sin embargo su efectividad en el ámbito deportivo carece del mismo volumen de bibliografía. La mayoría de los trabajos publicados se han realizado en animales. Las investigaciones que hay en humanos fueron en poblaciones heterogéneas con DOMS, lesiones musculares y ligamentosas, que presentaban diferentes métodos, además de resultados que no son concluyentes como para transportarlos a la población general, lo que hace difícil justificar y considerar a la OHB de utilidad terapéutica en el ámbito deportivo.
En conclusión la terapia por medio de OHB se encuentra empíricamente aceptada por la comunidad médica deportiva pero su efectividad en la recuperación de distintas lesiones musculoesqueléticas no se encuentra comprobada.
Bibliografía
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