Actualmente en distintos deportes, producto de la intensidad y agresividad con la que se lleva a

cabo la actividad, diversos traumas se han registrado a nivel cefálico. Muchas veces estos no

acarrean ningún problema para el deportista, pero otras veces generan diferentes cuadros clínicos

que complican su participación en la competencia.

Para introducirnos al tema es necesario hacer una breve descripción del sistema vestibular

humano. Está formado por tres componentes, un órgano sensorial periférico ubicado en el oído

interno, un procesador localizado en distintos lugares del sistema nervioso central y un

mecanismo de respuesta motora dado por diferentes vías nerviosas y músculos efectores. Tiene la

función de informar la posición de la cabeza en el espacio, captar las aceleraciones lineales y

angulares a las que es sometido el cuerpo, coordinar los movimientos oculares manteniendo

estable el campo visual y cooperar junto al sistema visual y somatosensorial en el mantenimiento

del equilibrio en el cuerpo humano.

Dentro de las patologías que afectan a este sistema se destacan el Vértigo Posicional Paroxístico

Benigno (VPPB), la Neuronitis vestibular, la Migraña vestibular entra otras. Sin embargo, en los

últimos años en el campo del deporte, un cuadro clínico que se evidenció inicialmente en el futbol

americano, empezó a verse en otras actividades como rugby, hockey y futbol, el “Concussion

Syndrome” (CS).

En el año 2008, el consenso de contusiones en deportes realizado en Zurich definió al “Concussion

Syndrome” como un complejo proceso fisiopatológico que afecta al cerebro producto de una

fuerza biomecánica traumática, antes llamado traumatismo encefalocraneano leve. Este puede ser

provocado por un impacto directo en la cabeza, cara, cuello o en otra parte del cuerpo, en la que

por un mecanismo transferencial la fuerza llegue a la cabeza. El producto de este evento es una

deficiencia o disrupción de la actividad neurológica que resuelve espontáneamente. El CS genera

un conjunto de alteraciones que pueden incluir o no la pérdida de la conciencia. La resolución

clínica sigue en general un curso secuencial, pero muchas veces deja síntomas y disturbios

funcionales, como el mareo y alteraciones del equilibrio, que necesitan ser tratados.

Su diagnóstico clínico puede incluir uno o más de los siguientes signos o síntomas: dolor de

cabeza, sensación de visión borrosa, labilidad emocional, pérdida de la conciencia o amnesia,

irritabilidad, somnolencia, y no debe presentar alteraciones anatómicas visibles en la tomografía

axial computada y en la resonancia magnética nuclear

El correcto abordaje del CS debe iniciarse inmediatamente cuando el deportista sufre el evento en

el campo de juego con los cuidados básicos de emergencia y descartando además la presencia de

otro tipo de lesiones. La duración de los síntomas es variable, durando de minutos hasta meses en

algunos casos. En aquellos atletas que hayan sufrido un CS, que presenten dificultad o

imposibilidad de realizar las actividades de la vida diaria y que no puedan retornar a la actividad

deportiva, debe considerarse la posibilidad de realizar una evaluación kinésico vestibular.

El desafío de la rehabilitación vestibular luego del CS es el manejo del mareo y las disfunciones

estáticas y dinámicas del equilibrio. Para su abordaje los Kinesiólogos formados en este campo,

nos basamos en la evaluación de un completo interrogatorio y una combinación de pruebas

clínicas que buscan objetivar las alteraciones funcionales. Una vez identificadas, se planificará un

tratamiento individualizado en cada paciente que consiste en un programa personalizado

buscando mejorar las limitaciones en el mareo, en el reflejo vestibuloocular y en las disfunciones

del equilibrio. Una vez que el paciente se encuentre en condiciones clínicas de retornar a la

actividad, su vuelta debe ser gradual y progresiva ajustándose a los requerimientos físicos de la

actividad deportiva practicada.

El sistema vestibular es una pieza fundamental tanto en el deportista como en cualquier ser

humano. Su limitación debe ser abordada correctamente con el objetivo de disminuir y/o evitar

cualquier alteración de la vida diaria, y en el caso del atleta persiguiendo el alto rendimiento.

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