Parte II: ¿Cómo monitorizar la carga con un fin preventivo?
Lic. Diego Méndez
Se recomienda la lectura de la parte I para lograr entender el texto a continuación.
La monitorización de la carga en el deporte es una herramienta dentro de la prevención de lesiones que se considera universal, es decir que puede aplicarse a la mayoría de los deportes. Otras medidas dentro de la misma categoría son el control nutricional, el descanso adecuado y la regulación del stress tanto cotidiano como deportivo.
Hay ciertos deportes en los cuales este proceso está muy estudiado, a tal punto que se establecen límites diarios de cantidad de lanzamientos en pitchers según la categoría de edad en la que esté el jugador. El tenis no es uno de esos casos, no solo por la poca cantidad de estudios que existen sobre la aplicación de la monitorización de la carga, sino por la dificultad en la medición de los diferentes golpes, intensidades de impacto, desplazamientos, etc. El pitcher tiene un movimiento y no tiene casi desplazamiento, opuesto al caso del tenista.
Recordemos algunos términos para refrescar la memoria:
Como un ejemplo extremo para entender el ACWR, Drew et al (2015) evidenció que la tasa de lesiones durante un Training Camp de Judo fue del 83%. El promedio de carga de entrenamiento semanal tomando en cuenta la semana previa al campamento y la semana del campamento aumentó 469% (+- 246%) (datos sin publicar). Esta progresión semanal está lejos de permanecer en el rango seguro que se propuso anteriormente. Podríamos disminuir este desequilibrio de varias formas: (1) aumentando progresivamente las cargas de entrenamiento las semanas previas al campamento; (2) disminuyendo las cargas en la semana del campamento; o (3) una combinación de las anteriores. De todas formas, este estudio no tomó como fitness de la persona el CTL, sino solo la semana previa al campamento, por lo que debemos tomar las conclusiones alcanzadas con cautela.
¿Cómo llevar esto a la práctica diaria?
Para que el proceso de monitorización sea confiable debemos llevar un detalle diario de todas las cargas de trabajo tanto de tenis como de preparación física sin saltearnos ninguna. De lo contrario, la relación entre las diferentes variables puede aparentar un cambio abrupto en la progresión que no existió.
El tenis, como mencionamos en la parte I de esta nota, presenta el desafío de mantener las cargas físicas, tenísticas y total dentro de parámetros seguros de progresión. Este hecho, que aparenta simple durante una pretemporada, se complica al comenzar con el calendario de torneos. Lo que usualmente ocurre es que la carga tenística aumenta (mayor ATL tenis) y la carga física disminuye (menor ATL físico) durante la competencia, pudiendo la carga total mantenerse (igual ATL total) y dejando un ACWR total dentro los valores propuestos (0.8-1.3) pero alterando el equilibrio del ACWR de tenis que estaría aumentado y del ACWR de físico que estaría disminuido.
Entonces:
ACWR tenis aumenta por las intensidades generadas durante la competencia
ACWR físico disminuye día a día durante una gira
ACWR total se mantiene dentro los valores normales porque se compensan sus componentes
Claramente estos hechos están sujetos a muchísimas variables relacionadas con la cantidad de torneos seguidos en los que se participa, la cantidad de partidos jugados en cada torneo, la intensidad y duración de cada partido y de los entrenamientos, etc. Razón por la cual la generalización de estas conclusiones no es posible y cada caso deberá evaluarse en su contexto individual.
El problema con el que más comúnmente nos solemos encontrar con el tenista no top 30 es que, a medida que las semanas de gira van pasando y no se realizan estímulos de entrenamiento físico (porque no suelen viajar siempre con preparador físico o kinesiólogo), el CTL de físico puede llegar a 0 (gira de 4 semanas sin entrenamiento físico) y, al volver a entrenar la parte física luego de esa gira, la cantidad de semanas disponibles antes de volver a competir nuevamente no alcanzan para poder generar una rampa de CTL dentro de los valores seguros y, por lo tanto, el ACWR de físico aumenta considerablemente. La solución para ésta situación podría ser: (1) aumentar la cantidad de semanas de entrenamiento entre giras, lo cual muchas veces no es posible por los compromisos deportivos; (2) realizar entrenamiento físico durante la competencia, aunque muchas veces la proximidad de los partidos lo imposibilita; (3) una combinación de ambas en donde las semanas de entrenamiento sin competencia dependerán de la cantidad de entrenamiento físico que se haya podido hacer durante la gira.
En el tenista top 30, la cantidad de torneos seguidos es menor por lo que éste factor es más manejable. Además suelen viajar con más miembros de su equipo de trabajo que pueden ayudar al entrenamiento físico y mantener este equilibrio de cargas más armoniosamente.
¿Qué es lo importante?
El ideal sería que tanto el ACWR total, como el de tenis y físico se mantengan entre 0.8 y 1.3. Dado que el tenis es un deporte que no permite una planificación tan exacta por la gran cantidad de competencias y la variabilidad en los resultados, debemos estar día a día modificando el plan de acción para que esto suceda.
Muchas veces, las circunstancias de una gira hacen que el jugador deba competir muchos días seguidos. Esto no es algo que se pueda prever. En este caso, debemos prestar atención a que el ACWR total permanezca dentro de los parámetros normales compensando los ATL de tenis y de físico. Al terminar el torneo y antes del comienzo del siguiente debemos, dentro de nuestras posibilidades, reequilibrar estos componentes.
Ahora bien, si estamos ante la situación en la que el jugador es sometido a un aumento de la carga excesivo, ya sea por demasiada competencia no programada (aumento de la carga externa) o por problemas relacionados con el descanso o el stress emocional (aumento de la carga interna), y no hayamos podido regularlo con anticipación, las medidas a tomar deberán estar destinadas a disminuir los tipos de trabajo potencialmente generadores de lesiones durante las siguientes 4 semanas de entrenamiento. De más está decir que no sería el momento propicio para encarar un cambio de técnica o buscar mejorar alguna cualidad física específica que no se haya estado trabajando previamente. En pocas palabras, durante 4 semanas entrenar “seguro” y no innovar.
¿Qué ocurre luego de un período de inactividad?
Uno de los puntos más riesgosos y menos cuidado en el manejo de la carga es la vuelta al entrenamiento posterior a un período de descanso, sea este originado por una lesión o por vacaciones. Estos dos casos son claramente diferentes pero se asemejan en el control que debemos llevar de la progresión de la carga hasta poder llegar a entrenar al 100%.
En el caso en que un jugador deba dejar de entrenar y/o competir por una lesión tenemos que procurar mantener el mayor nivel posible de entrenamiento (por más que dejemos de lado la especificidad) para que al volver a la actividad específica el cambio de las cargas soportadas no sea abrupto. Lo mismo podría ocurrir en el caso de un tenista que frena entre 2 y 3 semanas por vacaciones. La posibilidad de continuar realizando cierto tipo de trabajos durante ese período, permite la carga más temprana al comenzar la pretemporada.
Haciendo un poco de números, supongamos que un tenista en la semana previa a lesionarse estaba entrenando un 100% y, debido a esa lesión baja a un 0% semanal por 2 semanas. El Chronic Training Load (CTL) será de 50% (Caso 1). Si en la siguiente semana luego de frenar esas 2 anteriores a 0 vuelvo a entrenar al 100% el Acute:Chronic Workload Ratio (ACWR) sería de 2.0 (Caso 2), cuando el valor que tiene evidencia de disminuir el riesgo de lesión es entre 0.8 y 1.3. Por otro lado, si yo logro mantener una carga de entrenamiento del 30%, ese ACWR sería de 1.54 (Caso 3). Y si, sumado a ese cambio, puedo no volver a entrenar al 100% sino tomarme una primer semana más progresiva al 80%, el ACWR sería de 1.33 (Caso 4), poniéndonos en una situación mucho más favorable que la que teníamos 10 renglones más arriba.
Ahora bien, podemos tener un CTL, un ATL y un ACWR aceptable para volver a competir pero sin embargo los entrenamientos de intensidad similar a un partido, de desplazamientos a alta velocidad, etc no fueron suficientes para poder hacer frente a una competencia dura. En este caso, por más que los datos que comúnmente miramos estén dentro de los valores seguros, el riesgo de lesión estaría aumentado.
Esto nos lleva a una conclusión que no debemos confundir: Monitorear la carga no significa entrenar poco, sino entrenar lo necesario para las necesidades de la competencia. Un deportista debe entrenar fuerte para competir fuerte, porque entrenar fuerte no lesiona. Lo que puede lesionar es la forma en la que llegamos a entrenar así.
Para que se pueda entender más claramente, la carga de entrenamiento es como la farmacología. Necesito una determinada cantidad de droga para generar un efecto en una patología. Si pongo más fármaco (entreno más de lo que puedo), tengo muchos efectos secundarios (me lesiono); pero si utilizo menos (entreno menos de lo que necesito), no llego a tener el resultado que busco (el rendimiento deportivo no es el buscado y también puede causar lesiones). Nótese que lo escrito entre paréntesis es la analogía del entrenamiento.
¿Por qué es importante monitorear la carga de entrenamiento?
El principal objetivo del análisis de las carga de entrenamiento y competencia es proporcionar información al coach y al preparador físico sobre la situación actual del tenista y hasta dónde se lo puede exigir sin transformarse en un riesgo de lesión. Esto es útil tanto para no exigirlo tanto, como para hacerlo un poco más. Es decir, hay momentos donde el nivel de fitness del tenista puede ser muy bajo para encarar una competencia determinada y deberemos aumentar las cargas de entrenamiento lo suficiente para afrontar ese torneo.
Nota
Los cálculos de ACWR en la totalidad de la nota han sido acoplados matemáticamente. Esto quiere decir que el CTL incluye al ATL en su valor.
BIBLIOGRAFIA
- Blanch P, Gabbett TJ, Has the athlete trained enough to return to play safely? The acute:chronic workload ratio permits clinicians to quantify a player’s risk of subsequent injury, Br J Sports Med 2015;0:1–5.
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